La sextorsión es una forma de chantaje en la que una persona amenaza con difundir fotos, videos o información sexualmente explícita de otra si no recibe algo a cambio, generalmente dinero, más contenido íntimo o favores. Este delito se comete principalmente en entornos digitales, a través de redes sociales, aplicaciones de citas y mensajería, y puede afectar a cualquier persona, aunque la comunidad LGBT+ es especialmente vulnerable por el riesgo añadido de exposición y discriminación.
En muchos casos, el estafador inicia el contacto fingiendo interés romántico o sexual. Luego, persuade a la víctima para intercambiar material íntimo o participar en videollamadas sexuales, las cuales son grabadas sin consentimiento. Una vez obtenido el material, amenaza con enviarlo a contactos, familiares o redes laborales. En otros escenarios, simulan ser menores de edad para luego inventar un conflicto legal que puede “arreglarse” con un pago inmediato.
Para prevenir la sextorsión, es fundamental limitar el envío de contenido íntimo a personas en las que no exista plena confianza, evitar compartir datos personales como número de teléfono, redes sociales o lugar de trabajo, y desconfiar de quienes insistan en llevar la conversación fuera de la plataforma segura donde comenzó. Usar contraseñas fuertes, activar la verificación en dos pasos y revisar la configuración de privacidad en redes sociales también reduce riesgos.
Si eres víctima, no cedas a las exigencias, guarda toda la evidencia (mensajes, perfiles, capturas), corta la comunicación y denuncia ante las autoridades y, si ocurrió en una app, al soporte de la plataforma. La sextorsión no solo es un delito grave, sino una forma de violencia que busca controlar y humillar. Informarse, prevenir y hablar del tema son pasos clave para protegerse y proteger a otros.
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