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Katy Perry en Chile: pop, orgullo y emoción

Katy Perry - The Lifetimes Tour -Santiago de Chile

Con un Estadio Bicentenario de La Florida lleno hasta el último rincón, Katy Perry regresó a Chile este 6 de septiembre y demostró que el pop en vivo puede ser arte, comunidad y catarsis. Su show, parte de la gira The Lifetimes Tour, no solo fue un repaso por sus grandes éxitos, sino un verdadero viaje emocional que tocó fibras profundas en su audiencia. Y si había alguna duda, quedó claro: Chile sigue enamorado de Katy, y Katy también de su público chileno.

Desde el primer minuto, el espectáculo fue puro impacto visual: pantallas monumentales, vestuarios surrealistas y una narrativa que cruzaba lo retro, lo futurista y lo teatral. Entre Dark Horse, Teenage Dream y California Gurls, la energía nunca bajó. En uno de los momentos más visuales del concierto, Katy apareció con unas majestuosas alas de mariposa con los colores de la bandera chilena, desatando la euforia total del estadio. Fue un gesto potente, hermoso y lleno de simbolismo: libertad, orgullo y agradecimiento en una sola imagen.

Pero si hablamos de emoción pura, se la llevó el momento en que agradeció directamente a su público gay antes de interpretar I Kissed a Girl, reconociendo el apoyo incondicional que ha recibido desde el inicio de su carrera y celebrando con orgullo la diversidad. El estadio entero vibró con ese mensaje que, más allá del hit, se convirtió en una declaración de amor y respeto.

Katy Perry. The Lifetimes Tour. Santiago 6 de septiembre. Estadio Bicentenario de La Florida

Más tarde, Katy sorprendió a todos invitando al escenario a Santiago, un adolescente chileno de 14 años que sueña con ser actor. Lo escuchó, lo abrazó y le dedicó un discurso lleno de ternura y empoderamiento: “Nunca dejes de creer en ti. Lo que eres, es lo que te hace único. No tengas miedo de brillar”. Fue uno de esos momentos que trascienden la música y quedan tatuados en la memoria colectiva.

Katy Perry no solo cantó, bailó y deslumbró; se entregó. Y Chile lo sintió. Su tercera vez en nuestro país no fue solo otro concierto, fue una celebración de la diferencia, del color, del orgullo y del amor sin condiciones. Si algo nos enseñó esa noche, es que el pop puede ser mucho más que entretenimiento: puede ser una bandera.

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