Hoy en día, las aplicaciones de citas parecen llenarse de perfiles perfectos: “aventurero empedernido”, “chef aficionado”, “amante de los viajes extremos…” Pero detrás de esas líneas puede esconderse una táctica llamada bio‑baiting, que consiste en exagerar o maquillar la biografía online para atraer a alguien que, en realidad, no va a coincidir con lo que se describe.
A diferencia del catfishing —crear una identidad falsa desde cero—, el bio‑baiting es más sutil: no se borran los datos, simplemente se sobra lo que se es o se pinta una versión idealizada de uno mismo. Como dice el terapeuta queer Dr. Frankie Bashan: “Bio‑baiting ocurre cuando alguien crea un perfil sumamente engañoso que habla de lo que no es, con la intención de atraer bajo falsas pretensiones”.
Para la comunidad LGBT+, el fenómeno tiene matices propios. El activista Dylan Thomas Cotter señala que este tipo de engaño puede tener raíces más profundas: “Personas que han vivido discriminación pueden sentir que su identidad no basta, así que acentúan o reinterpretan quiénes son para ganar aceptación”. Además, cuando los grupos de citas son más reducidos o las redes de apoyo menores, el engaño puede sentirse más íntimo y más dañino.
Entonces, ¿cómo reconocer si te estás topando con bio‑baiting? Algunos “semáforos rojos”: biografías demasiado pulidas o genéricas, fotos muy cuidadas que no concuerdan con estilos de vida reales, retrasos constantes en concretar encuentros, evasivas ante preguntas básicas o falta de presentación a círculo de amistades. Y si lo descubres, lo más sano: reconocer la disonancia, pedir claridad, o cortar sin culpas. “Una relación sana se basa en confianza, y en alguien que miente desde el perfil no hay base para eso”, advierte
En resumen: el bio‑baiting es otro capítulo de la cultura de citas que demanda cuidado, especialmente en tiempos donde “ser perfecto” es la norma visual. Para nosotras y nosotros, que ya navegamos identidades y expectativas complejas, estar atentes a la autenticidad no es un lujo: es acto de autocuidado. Porque merecemos conexiones dignas, reales, sin filtros ni trampas.
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